En
cierta ocasión el famoso predicador y líder norteamericano Martín Luther King
se encontraba a punto de dar una de sus célebres conferencias acerca de los
derechos humanos. Rápidamente notó que una pequeña niña negra se encontraba al
frente de su auditorio. Un poco sorprendido, preguntó a uno de sus ayudantes al
respecto, y este le dijo que la niña había sido la primera en llegar al lugar.
Al
terminar el discurso, como parte de la ceremonia se soltaron globos de
diferentes colores al cielo que la pequeña no dejaba de admirar. Entonces el
predicador se acercó a ella y la levantó en sus brazos.
La
pequeña lo miró fijamente y le preguntó:
-
¿Los
globos negros también volarán hacia el cielo?
Martín
la miró dulcemente y le contestó:
-
Los
globos no vuelan al cielo por el color que tengan, sino por lo que llevan
dentro.
“Sea, pues, con vosotros el temor de Jehová; mirad lo que hacéis,
porque con Jehová nuestro Dios no hay injusticia, ni acepcion de personas, ni admisión de cohecho”
II CRONICAS 19:7